21/2/11

Leyenda de María Mulambo

Fue en el siglo XIX, a fines de 1818, que nació en Alagoas, Brasil, la hija de los Manhaes, una respetada familia de hacendados que vivían de criar ganado en la región próxima al entonces pueblo de Penedo. Maria Rosa Da Conceiçao ese era su nombre; Creció sobre los arraigados moldes educacionales de la época. Cuando llego a la etapa de su adolescencia, ya tenía un pacto de casamiento, arreglado por su padre. Ya a los 19 años fue prometida a Vicente, un joven hijo de otra familia de hacendados de apellido Cardins. Común parecía el otro lado de esta historia ya que Maria Rosa no amaba a Vicente, sino que era Luciano, el capataz de la hacienda de los Manhaes, el dueño de su corazón. Empleado muy eficiente y servia a la familia hasta en los tiempos difíciles, era un hombre de carácter incuestionable, dote que ciertamente no seria considerado por el coronel Manhaes; en caso de que el capataz propusiese oficialmente casamiento con la hija del hacendado. Luciano y Maria Rosa, estaban perdidamente enamorados el uno por el otro, viviendo un romance clandestino pero verdadero. En junio de 1837, 3 meses antes de la fecha pactada para la ceremonia nupcial; Maria Rosa y Luciano, optaron por huir hacia las tierras de Pernambuco. Esa fue la salida posible pero no honorable, por lo menos para las familias ofendidas y para las costumbres del pueblo. El escándalo fue una noticia que trascendió en distintas haciendas y estancias de aquella región. Los 2 hermanos de Maria Rosa, planeaban juntamente con su padre, buscarlos y castigarlos severamente. También para los Cardins, la humillación era sin precedentes. Durante 3 años y 6 meses de implacable búsqueda y perseguimiento, por parte de las familias Manhaes y Cardins, la pareja encontró en tierras del coronel Aurino De Moura, su felicidad, lejos de los deseos de venganza de las familias. Allí Luciano se desempeñaba en el cargo de capataz. Por ese entonces ya contaban con una pequeña hija. En una tarde caliente de diciembre de 1840, Luciano se encontraba en un corral de la hacienda, curando un animal herido, cuando fue sorprendido y rodeado por una banda, que liderados por 2 hombres blancos y acompañados por negros esclavos y baquianos pendencieros contratados; sin dar ninguna explicación mataron al animal a tiros y luego asesinaron a Luciano a facadas. Maria Rosa que se encontraba en la casa cuidando de su hija, fue llevada a la fuerza a la ciudad de Penedo. Volver para la casa de los padres en tales circunstancias, significaba naturalmente enfrentar quizás el odio y la humillación. Después de escupirla sobre el rostro, su padre la echo de la casa. Así Maria Rosa al verse entregada a su propia suerte, no temió, porque su pequeña hija era el gran aliciente para seguir adelante, Maria Rosa decidió entonces recurrir a la ayuda de otros familiares, así volvió a la ciudad de Olinda a la casa de sus tíos en Pernambuco, donde la trataban como una sirvienta mas de la familia; luego tuvo que soportar ver morir de viruela a su pequeña hija. Maria Rosa huiría otra vez, pero ahora sola, sin amor y sin consuelo. Comenzó entonces con la prostitución. No transcurrió mucho tiempo, que su salud se vio afectada por la tuberculosis y las diversas enfermedades venéreas. Ya muy flaca y tísica, fue más de una vez despreciada y repudiada hasta por sus propias colegas de la profesión llamada de vida fácil. Paso entonces a pedir limosnas por las calles. En sus andanzas de extrema penuria, estuvo 2 años en Recife siguiendo después de ciudad en ciudad, hasta volver de nuevo a su tierra natal. Quien peregrinaba por las calles de Penedo, no era esa bella joven de otros tiempos; era una mujer flaca, precozmente envejecida, abatida, marcada por el sufrimiento del cuerpo y del alma. Irreconocible, fue luego bautizada por el desprecio popular como "Maria Molambo". (Molambo significa en el lunfardo brasileño, a la persona que mendiga, al pordiosero, vagabundo). Un día sus 2 hermanos, la encontraron vagabundeando por las calles de Penedo; fue así que la llevaron a la estancia de la familia, al llegar le dieron la noticia de la muerte de sus padres, y de la inclusión de ella en la herencia de los Manhaes, gracias a la intervención de su madre, ultima en fallecer. Maria Rosa, recibió por parte de sus hermanos toda la asistencia médica que necesitaba para la recuperación de las enfermedades y dolencias que la aquejaban. Consiguió así recuperar parte de su salud, y dar inicio a una nueva vida, dedicada ahora a la comunidad, ayudando a los carenciados, que no eran pocos, dando asistencia a desamparados, niños, mujeres y ancianos. Su parte de la herencia la destino a ese trabajo anónimo y a un asilo ya existente en Maceio, donde paso el resto de su vida sirviendo a los desprotegidos. Fue en el año 1857, en que Maria Rosa Da Conceiçao, falleció; recibida en el plano astral por muchos conocidos y parientes y por aquellos a los que había beneficiado en la vida terrenal. Así continuo siendo llamada cariñosamente ahora de "Maria Molambo".